18 diciembre, 2007

El Segundo Cerebro

Tenemos dos cerebros: uno en la cabeza y otro oculto en nuestras entrañas. Los neurólogos han hallado que este último también es capaz de recordar, ponerse nervioso y dominar a su colega más noble.


Hace 4.500 años, los eruditos egipcios situaban en la parte más prosaica de nuestro organismo, con sus intestinos inquietos y pestilentes, la sede de nuestras emociones. En el Papiro Smith, por ejemplo, ya puede leerse que el estómago constituye la desembocadura del corazón, el órgano 'donde se localizan el pensamiento y el sentimiento'.

De este modo, cualquier manifestación o alteración en la mente cardiaca se refleja indefectiblemente en el aparato digestivo. En el Papiro Ebers (1550 a. de C.) se describe sin tapujos esta relación anatómica y funcional: 'Tratamiento de una gastropatía. Si examinas a un hombre con una obstrucción en el estómago, su corazón está atemorizado, y en cuanto come algo, la ingestión –de alimentos– se hace dificultosa y es muy lenta'.

Durante siglos, los galenos prestaron más atención a nuestro vientre que al cerebro, órgano al que tradicionalmente se le otorgó el cometido menor de ventilar la sangre. En todas las culturas antiguas y modernas se ha tenido la conciencia, al menos popular, de que nuestras tripas son capaces de experimentar emociones.

Al recibir una buena noticia, un cosquilleo placentero invade la barriga, como si en su interior revolotearan miles de mariposas. Por el contrario, las situaciones de tensión, miedo o aflicción hacen que el estómago se encoja y sintamos como si un roedor escarbase en nuestras entrañas. La repulsión hacia algo o alguien puede llegar a producir náuseas e incluso provocar el vómito. Este mar de sensaciones estomacales empieza ahora a encontrar una explicación dentro de los límites de la ciencia.

Fruto de décadas de trabajo, los científicos están en condición de afirmar que, por inaudito que pueda parecer, en el tracto gastrointestinal se aloja un segundo cerebro muy similar al que tenemos en la cabeza. Efectivamente, el tubo digestivo está literalmente tapizado por más de 100 millones de células nerviosas, casi exactamente igual que la cifra existente en toda la médula espinal, estructura que junto al encéfalo –cerebro, cerebelo y tronco encefálico– forma el denominado sistema nervioso central (SNC).

Desde el punto de vista estructural, los neurólogos dividían el sistema nervioso en dos componentes: el central y el periférico (SNP). Este último incluye las neuronas sensitivas, que conectan el SNC con los receptores sensitivos; y las neuronas motoras, que ponen en comunicación el sistema central con los músculos y las glándulas.

En una imagen de una mujer en cristal que se exhibe en el Museo Alemán de la Higiene, en Dresde, se aprecia el parecido visual entre nuestros dos cerebros, el que habita en la cabeza y el intestinal. En realidad se trata de una metáfora de las similitudes existentes a nivel bioquímico y celular. A su vez, los elementos nerviosos dedicados a las funciones motoras se categorizan en una división somática, que inerva los músculos esqueléticos, y una división autónoma, que une los llamados músculos lisos, el músculo cardiaco y las glándulas. Hasta hace poco, los expertos incluían el cerebro de la panza dentro del SNP. 'Pensábamos que el aparato gastrointestinal era un tubo hueco con reflejos simples. A nadie se le ocurrió contar las fibras nerviosas que lo recorren', confiesa David Wingate, profesor de la Universidad de Londres.

No es un secreto que el aparato gastrointestinal tiene el cometido de aportar al organismo un suministro continuo de agua, electrolitos y elementos nutritivos. Para conseguirlo, requiere conducir la comida a lo largo del tubo digestivo mediante unos movimientos ondulatorios llamados peristálticos, secretar jugos digestivos, digerir los alimentos, absorber los productos digeridos, los electrolitos y el agua; transportar este material hasta el sistema circulatorio y, finalmente, expulsar los productos de desecho.

Todas estas tareas están bajo control, en mayor o menor grado, del cerebro abdominal, también conocido como sistema nervioso entérico (SNE). Pero su cometido va más allá que el de supervisar los ya de por sí complejos procesos digestivos. Al igual que el recluido en las paredes craneales, el cerebro entérico produce sustancias psicoactivas que influyen en el estado anímico, como los neurotransmisores serotonina y dopamina, así como diferentes opiáceos que modulan el dolor. Además, sintetiza benzodiazepinas, compuestos químicos que tienen el mismo efecto tranquilizante que el Valium.

La panza manda más información a la cabeza de la que recibe de ésta. A lo largo de la vida del hombre, cuya edad media se sitúa en los 75 años, circulan por sus intestinos más de 30 toneladas de alimentos y 50.000 litros de líquidos. El manejo y procesamiento de este ingente volumen de materia prima es una de las competencias de nuestro sabio cerebro abdominal. Las tuberías que conforman nuestro aparato digestivo presentan una estructura compleja. Como se aprecia en la ilustración de la derecha, la pared intestinal está formada por diferentes capas: entre otras, la serosa, las musculares longitudinal y circular, la submucosa y la mucosa. Entre éstas discurre el sistema nervioso entérico (SNE).

También conocido como cerebro abdominal, éste se compone de dos sistemas. El plexo mientérico, que está situado entre las dos capas musculares, vigila la motilidad gastrointestinal. De menor tamaño, el plexo submucoso contiene las fibras motoras que estimulan la secreción de las criptas de Lieberkühn. Se trata de unas pequeñas depresiones del intestino delgado que están formadas por tipos celulares: las células calciformes, que producen un moco lubricante; y los enterocitos, que absorben los productos finales de la digestión.

Los neurólogos han constatado que las neuronas entéricas liberan cinco neurotransmisores: acetilcolina, norepirefrina, óxido nítrico, péptido intestinal vasoactivo y serotonina. Éste último es producido por las células enterocromafines que tapizan el epitelio gastrointestinal. Estas células se activan ante estímulos de presión, como los que causan el paso del bolo alimenticio por los intestinos, y la serotonina que segregan excita los nervios que rigen el reflejo peristáltico.

(Fuente: Articulo original de la revista 'Muy Interesante' )

16 noviembre, 2007

Videojuego sobre Shiatsu

Aunque parezca mentira, existe en Japon un videojuego comercial que puede utilizarse como simulador para aprender a hacer algo de Shiatsu.

El nombre es un poco largo: Kazoku Minna de Nippon Shiatsushi Kai Kanshuu Rakuraku Shiatsu Nabi. Si alguno sabe japones y me ayuda con la traducción exacta, puede dejar un comentario.

Les adjunto una foto de la pantalla que encontre en Internet. Si desean mas información al respecto pueden mirar en este blog.

Increíble, no?

(Fuente: Información propia)

25 octubre, 2007

La Enfermedad como Camino

Los hechos funcionales, como un malestar físico ó psíquico, nunca tienen significación en sí, el significado lo da la interpretación que le atribuimos. Cuando la personas dejan de interpretar los hechos que ocurren en su mundo, su existencia se disipa en la incoherencia y el absurdo. Para interpretar algo hace falta un marco de referencia que se encuentre fuera del plano en que se manifiesta lo que se ha de interpretar.

La enfermedad es la pérdida de la armonía del alma. En el cuerpo solo se manifiesta dicha desarmonía. La conciencia es al cuerpo lo que un programa de radio es al receptor. Este orden tiene como punto de partida la conciencia salud (modelo armonioso). Si una de las funciones se perturba, la enfermedad (pérdida de la armonía) es la instauración de un nuevo equilibrio pero a un costo energético mayor.

La pérdida del equilibrio se produce en la conciencia y en el cuerpo solo se muestra, por lo que el cuerpo es vehículo de la manifestación o realización de todos los procesos y cambios que se producen en la conciencia.

Cuando en el cuerpo de una persona se manifiesta un síntoma éste llama la atención, interrumpiendo con frecuencia bruscamente la continuidad de la vida diaria. Es una señal que causa interés, atrae energía, y por lo tanto interrumpe la vida diaria. Nos reclama atención lo queramos o no para eliminar la molestia. Esta lucha exige atención, dedicación, el síntoma siempre consigue que estemos pendientes de él.

Cuando sólo queremos la pastilla que nos permita seguir andando, es como cuando en el auto se prende una luz roja que indica una anomalía, que está ocurriendo en un lugar inaccesible para nosotros, y en lugar de parar y ver que pasa y arreglarlo, quisiéramos que el mecánico desconecte la lamparita que nos molesta. Lo que hace falta es mirar hacia zonas más "profundas" a fin de averiguar que es lo que no "funciona". La "señal' sólo está para avisarnos y hacer que nos preguntemos que ocurre, igual que el síntoma.

En síntesis la enfermedad es un estado que indica que el individuo en su conciencia ha dejado de estar en orden o armonía, que hemos perdido el equilibrio de las fuerzas del alma. Que algo "falta". La enfermedad no tiene mas que un fin, ayudarnos a subsanar nuestras faltas y hacernos sanos, decirnos lo que en realidad nos falta, al exponernos el temor que nosotros debemos asumir concientemente, nos permite conseguir que, por medio de procesos de aprendizaje y asimilación consciente, los síntomas en sí resulten superfluos.

Curación: redención, aproximación a la plenitud de la conciencia, o iluminación.

Todo lo que hay en la creación existe en tí y todo lo que hay en tí también existe en la creación. Todo lo bueno pero también todo lo malo, somos polares, tenemos todo, pero en general sólo vemos la parte de nosotros que queremos ver, la que nos gusta o alimenta nuestro ego, y la otra no la reconocemos, la ponemos afuera, sólo la vemos en los otros. Cuando algo ajeno nos molesta en realidad es porque forma parte de nuestra “sombra” de la parte que no queremos ver de nosotros mismos. Lo que no nos gusta no desaparece, es también parte de nosotros, pero como no lo queremos, no lo deseamos pasa a formar parte de nuestro "negativo" de nuestra "sombra", de nuestro inconsciente.

Las personas creen que es posible librarse de parte de la realidad por el simple hecho de no reconocerse en ella. Aquí el "no ver" es como el "no tener". La sombra hace que todos los propósitos y los afanes del ser humano le reporten lo contrario de lo que el perseguía. Y cree que todas las causas de sus problemas están afuera de sí, (proyección) cuando uno rechaza en su interior un principio determinado cada vez que lo encuentre en el exterior desencadenará en él una angustia y/o repudio.

El mundo exterior está formado por los mismos principios arquetípicos que el mundo interior. "nosotros solo podemos conectar con aquello con lo que estamos en resonancia" (Ley de resonancia).

Los principios rechazados nos acometen ahora desde el exterior y los combatimos con el mismo encono que antes lo hacíamos en nuestro interior con lo que "nos ocupamos con especial intensidad de la parte de nuestra realidad que rechazamos" el entorno hace las veces de espejo pero nos muestra ambos aspectos de nuestro propio yo.

El que no se reconoce en el "espejo" cree que es un espejismo, una mentira, para entender que es "su" realidad, como en el sueño para entender que es sueño hay que despertarse, (insight). Esta "sombra", "en algunas culturas el adversario invisible", nos hace incompletos, hasta que no la incorporemos como propia nos falta todo lo que hay en ella, y esta "falta" nos hace enfermar.

Todos los héroes míticos han tenido que luchar contra monstruos, dragones y demonios y hasta contra el mismo infierno, para ser salvos y salvadores. La sombra produce la enfermedad y el encararse con la propia sombra cura. Esta es la clave de la comprension de "salud- enfermedad", "enfermedad-curación".

Un síntoma es siempre una parte de la sombra que se ha introducido en la materia es lo que le "falta" asumir a la persona. Es lo que le hace experimentar aquello que no ha querido experimentar conscientemente. Es lo que reintegra la plenitud al ser humano. El síntoma completa al hombre es el sucedáneo fisico de lo que le falta en el alma. Es el principio ausente que se hace material y visible en el cuerpo.

El síntoma nos ayuda a conocernos porque pone de manifiesto, elementos reprimidos que de otra forma no veríamos, porque estan en la sombra. La persona vive de este modo engañándose, la sinceridad consigo mismo es la más dura prueba que un ser humano puede ponerse. La enfermedad sincera a la gente, porque en la enfermedad se "es auténtico" la enfermedad “equilibra" porque ahí se dehincha el ego, se abandonan las pretensiones de poder, se destruyen muchas ilusiones, y se cuestiona la forma de vida.

Un síntoma no puede resolver el problema en el plano corporal, sino solo proporcionar el medio para realizar el aprendizaje. Quien no se engaña no sufre desengaños. El enfermo no es víctima inocente de errores de la naturaleza en el medio ambiente o de los males de la civilización.

Desde el punto de vista metafísico los síntomas se revelan como manifestaciones físicas de conflictos psíquicos y su mensaje puede descubrir el problema de cada paciente. El significado de un hecho se nos revela por la interpretación que le atribuimos. Cuando las personas dejan de interpretar los hechos que ocurren en el mundo y en el curso de su propio destino, su existencia se disipa en la incoherencia y el absurdo.

Así como en la calidad de la tela y los colores no reside el valor de una pintura, sino que estos son transmisores de una idea, de una imagen interior del artista. El lienzo y el color permiten la visualización de lo invisible y son por lo tanto expresion de un contenido metafisico. El marco cientifico se limita al plano funcional y por ello impide que se manifieste el significado de la enfermedad. La enfermedad es un desequilibrio es la pérdida de la armonía. Esta pérdida se produce en la conciencia, y en el cuerpo solo se muestra, ya que éste es el vehículo de todos los procesos y cambios que se producen en la conciencia.

La medicina académica evita cuidadosamente la interpretación de los síntomas y con esto pierde el sentido de la señal, ya que ésta es la auténtica función del síntoma. Lo que se debe eliminar en realidad es la causa que provoca la pérdida de las fuerzas del alma.

Desde este punto de vista el síntoma no es un enemigo sino que se transforma en un aliado que puede ayudarle a encontrar lo que le falta y asi curar la enfermedad. La curación no es posible sin una expansión de la conciencia, que dé lugar a incorporar lo que falta, mi propósito no es combartir la enfermedad, sino servirnos de ella para conseguir ayudar al paciente.

Nuestra conciencia sólo puede apreciar el mundo en forma escindida, bipolar, en pares de opuestos bueno-malo, salud enfermedad, inspiración-expiración, pero la realidad es un todo y nosotros también. Lo polar no es el mundo sino el conocimiento que nuestra conciencia tiene de él.

El ritmo es el esquema básico de la vida , en la física también vemos que todos los fenómenos pueden reducirse a oscilaciones, si se destruye el ritmo se destruye la vida porque la vida es ritmo. Un polo para su existencia depende del otro polo, sin expiración no hay inhalación. Pero nosotros tenemos que dividir toda la unidad en dos polos a fin de poder contemplarlos aisladamente.

Para el observador superficial las polaridades se excluyen, si miramos con mas atención veremos que las polaridades juntas forman la unidad, que para poder existir dependen una de otra. A causa de este imperativo de dividir lo unitario en aspectos que luego hemos de contemplar sucesivamente con una conciencia bipolar la simultaneidad del ser se convierte en sucesión.

La única manera de escapar de la dicotomía, y del sufrimiento que genera es asumiéndolo, superando la polaridad al incorporar los dos polos y alcanzar la plenitud.

Fuente: La Enfermedad como camino
Autores: Thorwald Dethlefsen - Rüdiger Dahlke

16 octubre, 2007

Jivaka Kumar Bhacca

En los tiempos del Buda el mas renombrado entre los medicos era Jivaka Kumar Bhacca, a quien se describe como dando atención gratuita al mismo Buda y a otros monjes y donando su propia plantación de mango en la ciudad de Rajagaha, para el uso de la comunidad monastica. La fama de Jivaka como sanador era extensamente conocida, y las historias sobre su vida y sus hazañas médicas se pueden encontrar en casi todas las versiones de las escrituras budistas.

El nacimiento y la infancia que cuenta la versión Pali, comienza con Salavati, cortesana de Rajagaha, quien da a luz a un hijo que entonces fue entregado a una de sus servidoras, colocado en una cesta. En la historia sanscrita y tibetana, una esposa promiscua de un comerciante de Rajagaha da a luz a un hijo del rey Bimbisara, coloca al infante en un arcón y luego ordena llevarlo a la puerta del palacio del rey.

Por su parte la version china habla de una virgen llamada Arampali, la que criada por un Brahman dio a luz a un hijo del rey Bimbisara. Se cuenta que el muchacho nació con un bolso de agujas de acupuntura en su mano y asi entonces, se decia que estaba predestinado para ser doctor y médico real. Su madre lo envuelve en ropas blancas y ordena a un esclavo llevarlo ante el rey.

En todas las versiones, se cuenta que el niño fue adoptado por Abhaya, el hijo del rey. Segun la versión Pali, se da al muchacho el nombre de Jivaka porque estaba vivo, ya que la raíz jiv se traduce como vivir, y Kumar Bhacca que se traduce como 'alimentado o criado por un príncipe.'

Al acercarse a la edad en la cual él debe buscar su propio sustento, Jivaka decide aprender el arte médico. Habiendo oido sobre un médico famoso llamado Atreya, en la ciudad hindu de Taxila que era muy reconocida por su educación, viaja allí y se convierte en su discipulo. Después de siete años de estudio, toma un examen para probar su conocimiento de hierbas médicas, pasandolo con un éxito extraordinario. Asi, a partir de entonces y con las bendiciones de su mentor, se dedica a practicar la medicina.

Reconocido como el padre de la Medicina y como fuente del conocimiento sobre las energías curativas de la plantas y minerales, sus enseñanzas viajan a Tailandia al mismo tiempo que Budismo. A partir de allí se convierte definitivamente en una figura central en el sistema médico budista y en una guía e inspiración para todos los médicos y practicantes del Masaje Tradicional Nuad Boran, ya que se lo considera el creador de esta técnica terapéutica.

(Fuente: Material propio)

12 octubre, 2007

Shintoísmo

El Shintoismo o Sintoismo es la religión japonesa primitiva, que desde tiempos inmemoriales ha jugado un papel de gran importancia dentro de la cultura e historia niponas. Se relaciona íntimamente con el carácter nacional japonés, lo mismo que el hinduismo está relacionado con la identidad India.

El sintoísmo existía sólo en Japón, donde era una parte fundamental de muchas estructuras familiares y sociales básicas. También sirvió para cimentar la ideología básica para el desarrollo del Japón como una nación-estado moderno. La fuerte influencia que tiene, se debe en parte a su capacidad para coexistir armónicamente con otras religiones, especialmente con el budismo.

El shinto es una religión politeísta que venera un gran panteón de kami (dioses o espíritus), desde los dioses locales de las montañas y de los ríos, hasta Amaterasu, la diosa del sol. Los fenómenos naturales y algunos lugares especiales están personificados como kami. Hombres de estado u otros personajes notables podrían ser deificados. Grupos de familias de artesanos veneraban a sus antepasados como kami.

El emperador reinante era reconocido como un kami viviente. Un kami podría ser llamado, de un modo impreciso y vago, un espíritu, o virtualmente cualquier apariencia de existencia que posea su propia y discreta identidad y fuerza vital (tama). Japón es tradicionalmente conocido como "la tierra de los ocho millones de kami". La práctica del sinto consiste principalmente en adorar, aplacar la ira del espíritu, o simplemente establecer una cierta relación con el kami.

La religión Shintoísta surgió por primera vez en una cultura preliteraria, más como una religión de práctica que como una de credos. Aún hoy, la práctica es parte fundamental de la religión. Existen dos tipos de prácticas predominantes: el honrar al kami por medio de rezos y ofrendas, y el aplacar su cólera por la limpieza de las impurezas personales.

Las ofrendas de comida consistían especialmente en arroz, sake, pescado, verduras y frutas, y el ofrecimiento simbólico de ramas de pino, atadas con cintas de papel blanco constituían generalmente el rasgo distintivo de las ceremonias más importantes. Estas ceremonias se asociaban con los ciclos de las estaciones, reflejando las fuertes raíces que los sintoístas tenían con las sociedades agrarias. Las distintas etapas de la vida humana también estaban marcadas por ceremonias sintoístas: la primera visita de un bebé a su kami tutelar al poco tiempo de su nacimiento; el Shichi-go-san (siete-cinco-tres) que se celebraba el 15 de noviembre, y en el que los niños de cinco años y las niñas de tres y siete años, visitaban los santuarios para orar por la buena salud; el rito tradicional del matrimonio.

Cualquier negocio nuevo que necesitara buena suerte, como las promociones de ventas de un supermercado, podía solicitar en un santuario una oración por el éxito del negocio. Había una fiesta anual de los santuarios (Rei-sai), cuya principal característica era el bullicioso desfile en el que el mikoshi, un santuario portátil, era llevado a hombros alrededor del templo, acompañado todo el ceremonial de cantos y de gritos.

Tradicionalmente, los sinto ponían especial énfasis en la pureza, y sentían un gran respeto por la muerte, las enfermedades, la sangre; toda inmundicia le era desagradable al kami. Se servían de ritos muy elaborados para purgar este tipo específico de contaminaciones. Los ritos recibían el nombre de kegare. La sangre, aunque fuera de un animal cazado, debía mantenerse lejos de los santuarios. A las mujeres que estaban con la menstruación y a los enfermos que estuvieran heridos o de luto reciente, se les prohibía generalmente el paso al interior de los santuarios, e incluso alguna vez a las mujeres les fue prohibido acercarse a muchas montañas sagradas.

El método de purificación más utilizado era el de la limpieza (misogi), desde el cotidiano lavado de dientes y manos antes de los actos cultuales, hasta el permanecer de pie y desnudo bajo una cascada. Se creía que muchos de los kami habrían nacido del misogi del ancestral dios Izanagi, mientras éste se purificaba después de una visita al infierno, una leyenda que muestra la enorme importancia que tenía la purificación para la religión sintoísta. Casi tan importante como la pureza del cuerpo era la pureza del corazón, porque los crímenes eran vistos como kegare. En la lista de los crímenes, los peores eran aquellos que dañaban a las sociedades agrarias, como el derribar los diques que dividían los arrozales. Los corazones puros se distinguían por su sinceridad, y a éstos se les consideraba como los más favorecidos por el kami.

Los shintoístas estaban organizados en grupos asociados con sus santuarios locales. Todos los sistemas eran apropiados para adorar al kami: pequeños altares familiares, estatuas en la orilla de los caminos o grandes y complejos santuarios. Los primeros lugares sagrados sintoístas eran sitios de notable belleza, normalmente cerrados con una cuerda de paja trenzada o una verja de madera, el torii. Sólo años más tarde los santuarios se convirtieron en verdaderas construcciones.

En ellos generalmente había un objeto (una espada, un espejo, una piedra u otra cosa) que servía para representar el cuerpo del kami: en el caso de algunos dioses de las montañas, se consideraba toda la montaña sagrada como su cuerpo. La Asociación de Santuarios Sinto sirve como organización que aglutina a miembros del gobierno del sinto moderno, con algunos de los santuarios más prestigiosos como el de Ise o el de Yasukuni Shrine de Tokio (que honra a los muertos de la guerra de Japón), que goza de las preferencias de todos. No existe una jerarquía unitaria dentro de la religión sintoísta, y el sacerdocio generalmente se transmite de padres a hijos.

(Fuente: http://www.bujinkandojo.com.ar)

11 octubre, 2007

Khwan

Dentro de los muchos conceptos tailandeses que nos resultan extraños, uno muy particular es el del khwan. Esta palabra esta referida a algo que normalmente es entendido como un aspecto abstracto o espiritual perteneciente al cuerpo fisico, en donde reside la salud moral y psicologica.

Una practica ancestral que aun se lleva a cabo en las aldeas rurales es el ritual del suu khwan o riak khwan, que se realiza como gesto de bienvenida o como festejo de un retorno. Un cordón o hilo de algodon es atado alrededor de la muñeca por alguno de los mayores o personas reconocidas por la comunidad entera, que tiene por objeto llamar a su khwan que estuvo vagando durante su viaje, de manera tal que este regrese al cuerpo y se mantenga unido a él.

La importancia del khwan tambien es considerada, por ejemplo, cuando un bebe o un niño pequeño sufre una caida. Al ser levantado por su madre, el niño recibira un abrazo y ella llamara a su khwan diciendo 'kwan euy kwan maa' que significa 'oh khwan oh kuan regresa'

Se cree que el khwan de una persona debe residir en forma pacifica dentro del cuerpo de una persona, a fin de que esta este saludable fisica y espiritualmente. Cualquier experiencia que genere un shock, como puede ser una caida, un golpe o un viaje largo, puede perturbarlo ya que este tiene la tendencia a abandonar el cuerpo cuando esta en un estado de temor.

Cuando una persona duerme su khwan, que es vagabundo por naturaleza, deja el cuerpo y recorre el mundo exterior, retornando cuando la persona despierta, y es por esa razon que los tailandeses son educados para despertar a una persona lo mas gentilmente posible cuando esta durmiendo.

El temino 'khong kwan', utilizado por los tailandeses para referirse a los regalos u obsequios, se traduce literalmente como 'objetos para el propio khwan'.

(Fuente: http://thaiarc.tu.ac.th)

01 octubre, 2007

El Eco de la Vida

El caracter japonés para humano consiste en dos lineas curvas que parecen dos palillos, colocados uno contra el otro y sosteniendose mutuamente. En el Zen Shiatsu, una forma de trabajo corporal desarrollada en Japón, esto simboliza el tipo de relación que existe entre el terapeuta y el paciente. Ambos se interrelacionan durante la sesión, dando soporte e intercambiando sus energías.

El objetivo del Zen Shiatsu es el de establecer un eco vital con el paciente, de forma tal que este se transforme en un medio de despertar la fuerza de autocuración interna, en lugar de simplemente administrar una secuencia mecánica de técnicas. 'En el Zen es importante tener un buen maestro de quien aprender. En Zen Shiatsu, el paciente es el maestro. Puedes alcanzar el satori aliviando las enfermedades y restaurando la salud' - decía Shizuto Masunaga, el creador del Zen Shiatsu - 'hacer a las personas concientes de sus propias necesidades ocultas, y sensibles a sus cuerpos cuando algo no anda bien, puede ayudar muchisímo a mantenerlas sanas'

Las incomodidades que eventualmente puede producir el Zen Shiatsu pueden volvernos concientes de nuestros poderes naturales de autocuración. Ayudando al paciente a sentir esa distorsión en su cuerpo físico y energético, se le da la oportunidad de tomar conciencia de esto y considerar las posibles causas.

El Zen Shiatsu tiene mucho en común con las artes marciales chinas y japonesas, particularmente con el Aikido, al ayudarnos a sentirnos en una mayor armonía con nuestro cuerpo y espíritu. Al igual que en el entrenamiento del Aikido, el practicante debe aprender a sensibilizarse para ser capaz de leer el ki o energia que fluye a través del cuerpo del paciente. Es esta conciencia del ki la que conecta al terapeuta con el receptor.

El tratamiento con Zen Shiatsu ayuda a tomar conciencia no solo de nuestras distorsiones a nivel físico, sino también a nivel social. Toca el núcleo básico de las relaciones humanas, las que constantemente estan siendo amenazadas por el estrés de nuestro entorno. Masunaga decía que si alguien se sentía cómodo recibiendo Shiatsu, lo mas probable era que esa persona fuera capaz de establecer relaciones humanas profundas y armoniosas. Si lo encontraba incómodo, entonces era probable que las tensiones de su entorno social fueran un factor del mal funcionamiento de su interior.

Zen Shiatsu tiene tantas similitudes con el Aikido que me parecio natural, como cinturón negro de este arte marcial, el volverme un estudiante de este maravilloso arte curativo. El creador del Aikido, Morihei Ueshiba, estimulaba con a sus estudiantes a practicar Shiastu como un modo de desarrollar el propio ki, el poder del hara, la compasión y la sensibilidad hacia el estado energético y emocional del otro. Esta danza enérgetica común a ambas artes ilustra que, verdaderamente, el hecho de que autodefensa y salud son el mismo fenómeno.

Ambas artes se apoyan en el ki para conectarse y mezclarse con el compañero. Ambas tambien se apoyan en la necesidad de encontrar la gracia y ritmo internos para desarrollar todo el poder real de la técnica. El practicante consigue esto manteniendose enfocado en su hara, en en punto ubicado alrededor de dos pulgadas por debajo del ombligo, que sirve no solo como el centro físico del cuerpo sino también como centro de equilibrio emocional y sicológico. Más que aplicar fuerza con la parte superior del cuerpo o músculos, la verdadera fuente de la profunda, sanadora y penetrante presión del Zen Shiatsu proviene del hara, que también es la fuente del ki del individuo.

Entonces, en Zen Shiatsu el terapeuta no manipula mecanicamente los tsubos o puntos de presión, sino que se entrena para percibir el fluir de la energía entre él y el receptor. Para desarrollar esa percepción, el terapeuta debe estar centrado, conectado con el momento presente y en un estado de calma similar al de la meditación. Esta es una de las razones por las que las sesiones más efectivas son aquellas en las que hay muy poca o ninguna conversación innecesaria entre terapeuta y paciente, ya que esto permite que ambos entren entonces en ese estado meditativo que conduce a la verdadera sanación.

Masunaga solía decir que si ese estado se logra durante una sesión, una especie de eco o chispa se siente en el contacto entre el terapeuta y el receptor. 'Llamamos el eco de la vida a este sentimiento compartido'- decía Masunaga- 'La vida solo puede percibirse a través de este tipo de conexión. Sentir la vida es volverse uno con ella, y en ese sentimiento de unidad está la vida. La vida en si misma es la cura de la enfermedad. Y también la confianza en que podemos sanar una enfermedad a través de ella'.

(Fuente: Mount Shasta Magazine - Autor: Stuart Gordon)

25 septiembre, 2007

Budismo Theravada

Theravada es una palabra pali compuesta de 'thera' que significa 'antiguo, viejo, monje' y 'vada' que se traduce como 'palabra o doctrina'. Theravada significa literalmente la doctrina o enseñanza de los antiguos.

De acuerdo con el Dipavamsa (La Crónica de la Isla de Sri Lanka), una obra muy antigua escrita en pali a principios de la era común, el nombre Theravada se utilizó para referirse al Canon Pali según éste fue compilado por los theras - quinientos Arahants o personas iluminadas - en el Primer Concilio Buddhista celebrado en Rajagaha (hoy día Rajgir, India), tres meses después de la muerte de Buddha en el siglo VI AC.

La tradición Theravada se fundamenta en el Canon Pali o las Tres Canastas (Tipitaka) que todos los estudiosos reconocen contiene la compilación más antigua de las enseñanzas del Buddha, y que para la tradición theravada representa las palabras y enseñanzas originales del Buddha.

Las Tres Canastas del Canon Pali son: el Vinaya Pitaka que contiene la reglas de disciplina para los monjes (bhikkhus) y monjas (bhikkhunis), el Sutta o Suttanta Pitaka que contiene los discursos de Buddha y el Abhidhamma Pitaka que contiene la enseñanza superior de la psicología y filosofía Buddhista.

Por muchos siglos el Theravada ha sido la filosofía y la religión predominante en Sri Lanka, Myanmar (Birmania), Tailandia, Camboya y Laos. También se encuentra en Vietnam, Malasia, Singapur y otros países del Oriente. En las últimas décadas se ha expandido a Europa, Estados Unidos y Canadá, y más recientemente a México, Brasil, Puerto Rico y otros países latinoamericanos.

Los textos canónicos theravadas están escritos en pali, una lengua muy antigua emparentada con el sánscrito, que de acuerdo a la tradición theravada el Buddha utilizó para impartir sus enseñanzas. Segun esta, el Venerable Ananda, primo y asistente personal del Buddha, memorizó todos sus discursos. Tres meses después de la muerte del Buddha los monjes se reunieron y recitaron todo lo que habían escuchado decir al Buddha.

Así se estableció una transmisión oral de las enseñanzas hasta que estas fueron escritas en hojas de palma en pali alrededor de cien años antes de la era cristiana en la isla de Sri Lanka.

(Fuente: http://www.cmbt.org/theravada.htm)

21 septiembre, 2007

Shodo: el gesto puro

Jacques Kugen Foussadier, monje zen, es uno de los más antiguos discípulos del maestro Deshimaru. Desde hace más de veinte años practica la caligrafía. Los especialistas en este arte no dudan en reconocer a Foussadier como uno de los grandes maestros calígrafos occidentales. Las claves de esta vía: concentración, regreso hacia su propio centro, y repetición, eterno retorno sin apegarse a los resultados, ya sean buenos o malos.

En la práctica de la caligrafía la meta no es un punto final, sino algo constantemente móvil. Dicha movilidad exige una práctica sin interrupción. En esta práctica hay innumerables metas, cada instante posee la suya, pero no hay que pensar en alcanzarla conscientemente. El hecho de practicar incluye la meta. Ambos forman una unidad indisoluble.

De ello resulta una profunda y contínua transformación de sí mismo, más allá de los buenos o de los malos resultados. Los errores son experiencias que se aprovechan, pues la repetición permite reconocerlos y evitarlos. Por los errores podemos mejorarnos.

Totalmente concentrados en la postura justa del cuerpo, en cómo tener el pincel, en la correcta respiración y en el modelo que va a trazarse, es así como el discípulo puede olvidarse de sí mismo. Todo pensamiento consciente desaparece y cede su sitio a la transparencia actuante del cuerpo, que es otra forma de pensamiento, un pensamiento profundo y silencioso que origina en esa unidad que es el cuerpo-espíritu. Su expresión es el gesto, ya que el gesto puro, despojado de todo artificio mental, es manifestación verdadera del pensamiento del cuerpo. Cuando Picasso dijo: 'Yo no busco, yo encuentro', se refería, sin duda alguna, a esta actitud fundamental.

Wu Xin, en chino, Mu Shin, en japonés, significa literalmente, no espíritu, no-pensamiento intelectual, ausencia de pensamiento o de formación mental. Pensamiento del cuerpo, pensamiento en acción. El verdadero espíritu es la práctica en sí. Si el espíritu está absorto en algo distinto al trazo que está haciendo, no hay concentración. Cuando se toma el pincel, la mano se vuelve pincel. Ya no hay mano y pincel, hay mano-pincel. La riqueza de las posibilidades de este instrumento es infinita, depende de la sensibilidad, de la sutileza del artista en el momento de la ejecución.

El pincel ha de tomarse fuertemente, con la energía justa. Los dedos deben estar soldados al mango. Así el pincel se vuelve servidor. Obedece exactamente a los movimientos, a los impulsos que le son transmitidos, dejando un trazo fiel en el papel.

Este instante es único y definitivo. Imposible modificarlo. En música un intérprete no puede volver atrás cuando se equivocó de nota, imposible volver atrás en el tiempo. El trazo de caligrafía, una vez que ha sido absorbido por el papel, es definitivo, irremediable, sin retorno. La mínima corrección sería visible, perceptible para el ojo, y la frescura del trazo, perdida para siempre.

Ni la caligrafía ni la pintura, permiten el más mínimo arrepentimiento. La obra largamente trabajada termina surgiendo, natural como una fuente. En este estadio no hay intervención de la persona, es el pensamiento del cuerpo que actúa. El artista vive plenamente su obra, expresión de la vía, expresión de vida. El misterio de las cosas tal cual son.

(Fuentes: http://www.zen-deshimaru.com.ar - http://www.theartofcalligraphy.com)

19 septiembre, 2007

Kampo

La Medicina Kampo, que en japones literalmente significa la forma de los chinos, es una modalidad terapéutica que tuvo sus orígenes en China hace miles de años y se fue extendiendo por todo el extremo oriente, pasando por Corea y llegando al Japón.

Se compone de Hari o acupuntura, Moxa o calentamiento del punto, Amma o masaje, Shiatsu o presiones con los dedos, Kuatsu o reanimación y Seifuku o curación de las articulaciones y huesos.

En sus comienzos se utilizaban piedras de sílex para pinchar al paciente, el objetivo era facilitar la supuración de la herida o de la parte enferma o bien sacar un poco de sangre, también se practicaban quemaduras para cauterizar las heridas. Partiendo de estas ideas iniciales se fue desarrollando el Hari y el Moxa.

Por instinto, solemos frotar, presionar o comprimir la parte del cuerpo donde sentimos dolor, este es pues quizás el origen del Shiatsu y el Amma. Paulatinamente, los chinos se fueron cerciorando por sus experiencias, que algunos puntos eran privilegiados y que una acción sobre uno de estos puntos tenia un efecto especial. Fue así como se descubrieron los Tsubo o puntos vitales del cuerpo humano.

Esta forma terapéutica se desarrollo principalmente en el norte de China, zona muy árida y en gran parte desierta. Por el contrario, en el sur, en las regiones del río Yang-Tse, el país es muy fértil, crecen en él una gran variedad de plantas, y es por esta circunstancia favorable que en esta región se desarrollo otro tipo de medicina basada en la utilización de plantas.

Actualmente son utilizadas las dos técnicas conjuntamente por los médicos tradicionales orientales, y al conjunto de las ambas se le da en Japón el nombre de Kampo. Su idea básica es que las enfermedades provienen de un desorden o desequilibrio de la circulación del ki o energía vital del cuerpo.

El diagnóstico se hace examinando al enfermo, usando la teoría del Go-Gyo Setsu y del Go-Dai, equivalente al Wu Xing o Cinco Elementos de la MTC y tomándole los pulsos chinos. La curación se alcanza restableciendo la energía vital, mediante alguna de las técnicas ya nombradas.

Se considera que la energía vital circula sin parar mientras dura la vida en circuito cerrado, a lo largo de líneas invisibles e inmateriales. Estos canales reciben el nombre de meridianos o en japonés, Keiraku. El cuerpo entero esta recorridos por estos canales de energía.

Los Keiraku son doce, bilaterales y totalmente simétricos uno respecto al otro. Cada uno de ellos corresponde a un órgano o a una función. Estos meridianos se clasifican en meridianos Yang (Ga en japonés) o meridianos Yin (In en japonés).

Los Keiraku Ga son Intestino Grueso, Intestino Delgado, Triple Calentador, Estómago, Vesícula Biliar y Vejiga. Los Keiraku In son Corazón, Pulmon, Maestro Corazón, Bazo/Páncreas, Hígado y Riñon.

Además de los meridianos que ya hemos descrito, existen otros dos mas que se llaman Kikei o Vasos Maravillosos. El primero se llama Nimyaku o Vaso de la Concepción. Su recorrido es vertical, en una línea mediana anterior al cuerpo, desde el centro del labio inferior, pasando a lo largo del pecho y del abdomen, hasta el perineo.

Este meridiano corresponde en su tercera parte inferior a la vida sexual; en su tercera parte intermedia a la función digestiva y en su tercera parte superior a la función respiratoria. La dirección de este circuito es vertical de arriba hacia abajo.

El segundo se llama Tokumyaku o Vaso Gobernador. Su recorrido es vertical, en una línea recta mediana posterior del cuerpo, desde el centro del labio superior, pasando por el centro de la nariz y de la frente, la parte superior del cráneo, el occipucio y el centro de la columna vertebral hasta el extremo del coxis.

Este meridiano corresponde a la energía moral y física y en la región cervical de las glándulas endocrinas. La dirección de este circuito es vertical de abajo hacia arriba.

A lo largo de los Keiraku hay unos cuantos puntos privilegiados, 365 para ser mas precisos, a estos puntos se les conoce como Tsubos o puntos de acupuntura. Estos puntos son los que se utilizan para diagnosticar, conjuntamente con los pulsos chinos y para curar al paciente.

(Fuente: http://shitokai.iespana.es)

10 septiembre, 2007

Filosofía Zen

Cuando la mente china entró en contacto con el pensamiento hindú, en la forma del Budismo, alrededor del primer siglo d.c, dos desarrollos paralelos sucedieron. Por un lado, la traducción de los sutras budistas estimularon a los pensadores chinos y los llevó a interpretar las enseñanzas del Buddha hindú a la luz de sus propias filosofías. De esta manera surgió un muy fructífero intercambio de ideas, que culminaron, en la escuela Hua-yen (sanscrito: Avatamsaka) de budismo en China y la escuela Kegon de Japón.

Por otro lado, el lado pragmático de la mentalidad china respondió al impacto del budismo hindú, concentrándose en los aspectos prácticos y desarrollándolos en una forma especial de disciplina espiritual que recibió el nombre de Ch'an, una palabra normalmente traducida como meditación. Esta filosofía Ch'an fue eventualmente adoptada por Japón, alrededor del año 1200, y ha sido cultivado ahí bajo el nombre de Zen, una tradición que se mantiene viva hasta la actualidad.

La filosofía Zen es una mezcla única de filosofías e idiosincrasias de tres culturas diferentes. Es una forma de vida típicamente japonesa, y aún así refleja el mistisismo de la India, el amor de la naturalidad y espontaneidad del Taoismo y el pragmatismo profundo de la mente Confusianista. A pesar de su carácter tan especial, Zen es puramente budista en su esencia pues su objetivo no es ni más ni menos que el de Buddha: el lograr la iluminación, una experiencia conocida en Zen como satori. La experiencia de la iluminación es la esencia de todas las escuelas de filosofía orientales, pero Zen es única en que se concentra exclusivamente en esta experiencia y no está interesada en ninguna interpretación más allá de esta. En las palabras de Suzuki, "Zen es la disciplina en iluminación".

Desde el punto de vista del Zen, el despertar de Buddha y el enseñar de Buddha, que todos tenemos el potencial de lograr la iluminación son la esencia del Budismo. El resto de la doctrina, incluido en los voluminosos sutras, es visto solamente como suplementario. La experiencia del Zen es, por lo tanto, la experiencia de la iluminación, de satori, y ya que esta experiencia, finalmente, trasciende toda categoría de pensamiento, Zen no se interesa en ninguna abstracción ni conceptualización. No tiene ninguna doctrina o filosofía especial, ningún credo ni dogma formal y enfatiza su libertad de todo pensamiento fijo, esto la hace verdaderamente espiritual.

Más que cualquiera otra escuela de misticismo oriental, Zen está convencido de que las palabras nunca expresarán la verdad última. Debe haber heredado su convicción del Taoísmo, que mostraba la misma actitud sin compromisos. "Si alguien pregunta sobre el Tao y otro le responde", dijo Chuang Tzu, "ninguno de ellos lo conoce". Pero la experiencia Zen puede ser pasada de Maestro a discípulo, y ha sido, de hecho, transmitido por muchos siglos por métodos especiales propios de Zen. En un resumen clásico de cuatro lineas, Zen es descrito como:

Una transmisión especial externa a las escrituras.
No sostenida por palabras ni letras,
Apuntando directamente a la mente humana,
Mirando directamente a la naturaleza propia y alcanzando el estado de Buddha.


Esta técnica de "apuntar directamente" constituye el sabor especial de la filosofía Zen. Es típico de la mente japonesa, que es más intuitiva que intelectual y que le gusta entregar los hechos como hechos, sin comentario alguno. Los maestros Zen no son adeptos a la palabrería y aborrecen todo tipo de teorización y especulación. De esta manera desarrollaron métodos que apuntan directamente a la verdad, con acciones y palabras repentinas y espontáneas, que exponen paradojas del pensamiento conceptual y, como los koans, están orientados a parar el proceso mental del pensamiento, preparando así al estudiante a la experiencia mística. Esta técnica se ve muy bien ilustrada en los de cortas conversaciones entre maestro y discípulo. Los maestros hablan lo menos posible y usan sus palabras para cambiar la atención del discípulo desde los pensamientos abstractos a la realidad concreta.

La iluminación en Zen no significa retirarse del mundo, sino al contrario, una activa participación en la vida cotidiana. Este punto de vista atrajo mucho a la mentalidad china que le colocaba mucha importancia a una vida práctica y productiva y a la idea de la perpetuación de la familia, por lo que no podía aceptar el carácter monástico del Budismo hindú. Los maestros siempre hacían hincapié que Ch'an, o Zen, estaba en nuestras experiencias diarias, la "mente de todos los días", como proclamaba Ma-tsu. Se enfatizaba el despertar en el medio de las actividades diarias y dejaban muy en claro que veían a la vida diaria, no sólo como la forma de lograr la iluminación, sino como la iluminación misma.

En Zen, satori significa la inmediata experiencia de la naturaleza Buddha de todas las cosas. Primero y más importante entre éstas, están los objetos, hechos y personas involucradas en la vida diaria, de tal manera de que aunque enfatiza las cosas prácticas de la vida, Zen aun así es profundamente mística. Al vivir enteramente en el presente, dándole atención completa a los asuntos diarios, alguien que ha logrado satori experimenta la admiración y misterio de la vida en cada situación.

La perfección de Zen es por lo tanto vivir la vida diaria en forma natural y espontánea. Cuando a Po-chang se le pidió definiera Zen, dijo, "Cuando tengo hambre, como, cuando estoy cansado, duermo." Aunque esto suene simple y obvio, como tantas otras cosas en Zen, es de hecho una tarea bastante difícil. Recobrar la naturalidad de nuestra naturaleza original requiere largo entrenamiento y constituye un gran logro espiritual. En las palabras de un dicho Zen muy famoso: "Antes de estudiar Zen, las montañas son montañas y los ríos son ríos; mientras estás estudiando Zen, las montañas ya no son montañas y los ríos ya no son ríos; pero una vez que alcanzas la iluminación las montañas son nuevamente montañas y los ríos nuevamente ríos"

El énfasis sobre la naturalidad y espontaneidad muestra claramente las raíces Taoístas pero la base para este énfasis es estrictamente Budista. Es la creencia en la perfección de nuestra naturaleza original, la realización de que el proceso de iluminación consiste meramente en transformarnos en lo que ya somos desde un principio. Cuando se le preguntó al maestro Zen Po-chang sobre buscar la naturaleza Buddha, respondió, "Es muy parecido a montar un buey en busqueda del buey."

Hay dos escuelas principales de Zen en Japón actualmente, difieren en sus métodos de enseñanza. La escuela Rinzai o "repentina", utiliza el método koan, se da prominencia a entrevistas formales periódicas con el maestro, llamadas sanzen, durante las cuales se le pregunta al estudiante su visión actual sobre el koan que ha estado tratando de resolver. La resolución de un koan involucra largos periodos de intensa concentración que llevan a una revelación repentina de satori. Un maestro con experiencia sabe cuando un estudiante ha llegado al borde mismo de la iluminación repentina y le es posible choquearlo a una experiencia satori con acciones inesperadas, tales como un golpe con una varilla o un grito fuerte.

La escuela Soto o gradual evita los métodos de shock de Rinzai y apunta hacia la maduración gradual del estudiante Zen, "como la brisa de primavera que acaricia la flor, ayudándola a florecer." Propugna "el sentar tranquilo" y el uso de su propio trabajo común como dos formas de meditación. Ambas escuelas le confieren la mayor importancia a zazen, o meditación sentado, que es practicado en los monasterios Zen todos los días por muchas horas. La postura correcta y la respiración son las primeras cosas que debe aprender un estudiante de Zen. En el Zen Rinzai, zazen es usado para preparar la mente intuitiva para poder manejar el koan, y la escuela Soto lo considera la forma más importante para ayudar al estudiante a madurar y evolucionar hacia satori. Más que eso, es considerado como el logro visible de la naturaleza Buddha de uno mismo; cuerpo y mente siendo fusionadosen una unidad armónica que no requiere ninguna mejoría.

Ya que Zen asegura que la iluminación se manifiesta en las actividades diarias, ha tenido enorme influencia en todos los aspectos de la forma tradicional de vida japonesa. Estas no sólo incluyen las artes de la pintura, caligrafía, diseño de jardines y las variadas artesanías sino también en actividades ceremoniales como servir el té o el arreglo de flores y las artes marciales como el tiro con arco, la espada, el judo, el karate-do, etc. Cada una de estas actividades es conocida en Japón como un do, esto es, un tao o una vía hacia la iluminación. Todas exploran varias características de la experiencia Zen y pueden ser usadas para entrenar la mente y llevarla en contacto con la realidad última.

Las artes recién mencionadas son todas expresiones de espontaneidad, simplicidad y la total presencia de la mente característica del Zen, las actividades lentas y rituales de chanoyu, la ceremonia japonesa del té, los movimientos de manos espontáneas requeridas para la caligrafía y la pintura y la espiritualidad de bushido, la "vía del guerrero". Mientras que requieren de la perfección de la técnica, la maestría real sólo se logra cuando se trasciende la técnica y el arte se transforma en un "arte sin arte", brotando del subconciente.

Fuente: El Tao de la física
Autor: Fritjof Capra

07 septiembre, 2007

Ruesri Dut Ton

El Ruesri Dut Ton, que se pronuncia Rusi Duton o Rusi Daton, es el antiguo método de autotratamiento tradicional que se utilizaba en Tailandia.

La palabra Ruesri deriva o es una forma alterada del vocablo Rishi, que se aplicaba a los ermitas o sabios en las epocas mas antiguas. Tomando en conjunto ambos términos, la palabra Ruesri Dut Ton podria traducirse adecuadamente como 'los estiramientos de los ermitas'.

Se dice que originalmente podían encontrarse una serie de ochenta estatuas que mostraban las distintas posturas y tecnicas de trabajo, pero actualmente se conservan solamente veinticuatro de ellas en buen estado, ya que las originales estaban hechas de arcilla y fueron perdiendose con el paso del tiempo y las distintas invasiones que sufrio este pais. Las que se conservan hasta el dia de hoy pueden verse y visitarse en los jardines del Monasterio de Wat Po en la ciudad de Bangkok.

En las fotografias de las estatuas que acompañan a este texto, puede observarse con mucha claridad la influencia de las técnicas de Yoga y la tradición hindú dentro de las formas y posturas de autotratamiento que se utilizaban. Si bien en Tailandia existen muchas escuelas de tecnicas tradicionales como el Nuad Boran u otras disciplinas, realmente muy pocos maestros continúan en la actualidad transmitiendo este conocimiento tan antiguo.

Muy pronto y por primera vez en Argentina, Centro Brillo del Sol comenzara con el dictado un seminario basico de trabajo de Ruesri Dut Ton para todas aquellas personas interesadas en esta modalidad ancestral de autosanación.

(Fuente: Material propio)

03 septiembre, 2007

Proyecto de Investigación FES

La FES (Federación Europea de Shiatsu) fue fundada buscando el establecimiento del derecho legal a practicar Shiatsu en cada país de Europa de acuerdo a los principios y métodos propios del Shiatsu. Y para proteger este derecho en aquellos países donde ya existe. Cuando se empezó este trabajo, se encontró que la mayoría de los reguladores y políticos que deben decidir sobre nuestro derecho a practicar no han oído eventualmente nunca hablar de shiatsu y desean evidencias sobre él. También se encontró que cualquier información de la que disponían viene de la profesión médica convencional y que no representa adecuadamente el shiatsu en absoluto.

Como prácticamente no hay investigaciones publicadas sobre shiatsu, tampoco podíamos suministrarles ninguna evidencia de fuentes independientes. Al mismo tiempo, algunos terapeutas en diferentes países se han interesado en la investigación, pero ninguna de las llevadas a cabo tenía un protocolo riguroso de investigación y la experiencia de investigadores académicos – al menos entre las encontradas por nosotros. Ambos factores se exigen para que se puedan publicar las investigaciones y para que se acepte su validez. Así que la ESF decidió desarrollar nuestro propio proyecto que será llevado a cabo por respetados investigadores universitarios que tengan un entendimiento de los cuidados de salud complementarios.

Nos llevó más de dos años desarrollar el proyecto en conjunto con la Universidad de Salford en Inglaterra y recaudar dinero suficiente de los miembros de la federación para financiarlo. La Fase Primera empezó el pasado Septiembre y acabará el próximo Julio. El director de la investigación es el catedrático Andrew Long, cuyo principal interés como investigador es desarrollar métodos adecuados para estudiar terapias complementarias, y el Profesor Investigador, Dr. Hannah Mackay, que es un experimentado investigador y terapeuta de shiatsu.

Conozca mas sobre este proyecto aquí.

Fuente: Federación Europea de Shiastu
Website: http://www.shiatsu-esf.org/

Sanación Holística

La sanación holística es aquella que abarca cuerpo, mente y espíritu. Tanto en medicina como en el lenguaje popular se habla de las más diversas enfermedades. Esta inexactitud verbal indica claramente la universal incomprensión que sufre el concepto de enfermedad.

La enfermedad es una palabra que sólo debería tener singular; decir enfermedades, en plural, es tan tonto como decir saludes. Enfermedad y salud son conceptos singulares, por cuanto que se refieren a un estado del ser humano y no a órganos o partes del cuerpo, como parece querer indicar el lenguaje habitual. El cuerpo nunca está enfermo ni sano ya que en él sólo se manifiestan las informaciones de la mente. El cuerpo no hace nada por sí mismo. Para comprobarlo, basta ver un cadáver. El cuerpo de una persona viva debe su funcionamiento precisamente a estas dos instancias inmateriales que solemos llamar conciencia (alma) y vida (espíritu).

La conciencia emite la información que se manifiesta y se hace visible en el cuerpo. La conciencia es al cuerpo lo que un programa de radio al receptor. Dado que la conciencia representa una cualidad inmaterial y propia, naturalmente, no es producto del cuerpo ni depende de la existencia de éste. Lo que ocurre en el cuerpo de un ser viviente es expresión de una información o concreción de la imagen correspondiente (imagen en griego es eidolon y se refiere también al concepto de la «idea»).

Cuando el pulso y el corazón siguen un ritmo determinado, la temperatura corporal mantiene un nivel constante, las glándulas segregan hormonas y en el organismo se forman anticuerpos. Estas funciones no pueden explicarse por la materia en sí, sino que dependen de una información concreta, cuyo punto de partida es la conciencia. Cuando las distintas funciones corporales se conjugan de un modo determinado se produce un modelo que nos parece armonioso y por ello lo llamamos salud.

Si una de las funciones se perturba, la armonía del conjunto se rompe y entonces hablamos de enfermedad. Enfermedad significa, pues, la pérdida de una armonía o, también, el trastorno de un orden hasta ahora equilibrado (después veremos que, en realidad, contemplada desde otro punto de vista, la enfermedad es la instauración de un equilibrio). Ahora bien, la pérdida de armonía se produce en la conciencia, en el plano de la información, y en el cuerpo sólo se muestra. Por consiguiente, el cuerpo es vehículo de la manifestación o realización de todos los procesos y cambios que se producen en la conciencia.

Así, si todo el mundo material no es sino el escenario en el que se plasma el juego de los arquetipos, con lo que se convierte en alegoría, también el cuerpo material es el escenario en el que se manifiestan las imágenes de la conciencia. Por lo tanto, si una persona sufre un desequilibrio en su conciencia, ello se manifestará en su cuerpo en forma de síntoma.

Por lo tanto, es un error afirmar que el cuerpo está enfermo enfermo sólo puede estarlo el ser humano, por más que el estado de enfermedad se manifieste en el cuerpo como síntoma. (¡En la representación de una tragedia, lo trágico no es el escenario sino la obra!). Síntomas hay muchos, pero todos son expresión de un único e invariable proceso que llamamos enfermedad y que se produce siempre en la conciencia de una persona. Sin la conciencia, pues, el cuerpo no puede vivir ni puede enfermar.

Aquí conviene entender que nosotros no suscribimos la habitual división de las enfermedades en somáticas, psicosomáticas, psíquicas y espirituales. Esta clasificación sirve más para impedir la comprensión de la enfermedad que para facilitarla. Nuestro planteamiento coincide en parte con el modelo psicosomático, aunque con la diferencia de que nosotros aplicamos esta visión a todos los síntomas sin excepción.

La distinción entre somático y psíquico puede referirse, a lo sumo, al plano en el que el síntoma se manifiesta, pero no sirve para ubicar la enfermedad. El antiguo concepto de las enfermedades del espíritu es totalmente equívoco, dado que el espíritu nunca puede enfermar: se trata exclusivamente de síntomas que se manifiestan en el plano psíquico, es decir, en la conciencia del individuo.

Fuente: La Enfermedad como camino
Autores: Thorwald Dethlefsen - Rüdiger Dahlke

28 agosto, 2007

Vaciar la Mente

La primera vez que un hindú, hablando de oración, me preguntó: 'Padre, cómo acallar el pensamiento, mantener a raya las distracciones y conseguir que la mente quede del todo vacía al meditar?', contesté con un tono impulsivo de autoseguridad agresiva: 'La oración no consiste en vaciar la mente, sino, al contrario, en llenarla; llenarla de nuevos pensamientos, de santos propósitos, de palabras del Señor en la Escritura, de las reflexiones que hagamos sobre ellas, lo que nos diga el Señor y lo que le digamos a él. Una mente vacia no sirve de nada; hay que llenarla de Dios, y para eso está la oración.'

Me quedé muy orgulloso de mi respuesta, que reflejaba al ciento por ciento mi engreída superioridad occidental de colonizador espiritual del mundo infiel, y me pareció haber dado una buena lección en el arte de meditar. Aunque también es verdad que ya entonces noté en quien me había hecho la pregunta, que era una dama de exquisita educación de la alta sociedad de Bombay, que algo había en mi actitud que a ella le había parecido impropio y que disimuló discretamente cambiando de conversación.

Quedé ligeramente corrido y anoté el desliz en mi mente. Me costó años descubrir, entender y apreciar la manera que el Oriente tiene de orar, y su diferencia, típica de la diferencia este- oeste, en entender la realidad religiosa y reaccionar ante la vida, en la manera de prepararse para acercarse a Dios. Diferencia que refleja e influye una vez más el diferente concepto de Dios.

Casi puede decirse, en sinopsis rápida, que la diferencia religiosa, teológica, ascética entre Oriente y Occidente, es que el Occidente quiere llenar la mente, mientras que el Oriente quiere vaciarla. A mi me enseñaron en mi aprendizaje religioso que la meditación tenga que ser práctica, que había que prepararla con puntos cuidadosamente trabajados la noche anterior, con consideraciones previstas y diálogos orientados con el Señor.

En mi noviciado contaban la historia del novicio que tuvo la osadia sacrílega, pero irremediable, de interrumpir la oración matutina de un compañero para preguntarle cuál era el segundo punto de la meditación propuesta por el padre maestro la noche anterior, pues no podía acordarse y le era imposible ir adelante o volver atrás en pleno atasco contemplativo. Y, sobre todo, de la meditación había que sacar fruto, había que orientarla a resultados concretos, había que hacer sentir su influencia en el dia y en la vida.

Todos esos conceptos, por legitimos que sean y útiles que nos parezcan a nosotros, son pura herejía en Oriente. Aparte de la noción de perder el tiempo, que es concepto y actitud exclusiva y atormentadoramente occidental, eso de sacar algo de la contemplación, de aplicar criterios empresariales de productividad a la actividad del espíritu, de marcar una meta y medir resultados, todo eso, digo, destruiría para el oriental la esencia misma del meditar en paz, del contemplar la realidad, del ser uno mismo en unidad de alma y cuerpo, pensamiento y sentidos, persona y entorno, que devuelve el equilibrio al alma y el bienestar al ser entero, y en donde se encuentra a Dios en el silencio de los sentidos y la unidad del ser.

Hay que acallar el ruido del tráfico ingente del vivir, y el mayor ruido no es el de fuera sino el de dentro; no es el de los oídos, sino el del entendimiento; y por eso hay que frenar las ideas, silenciar el pensamiento, vaciar la mente. La oración de quietud no es exclusiva del Oriente; es patrimonio de contemplativos y místicos en cualquier religión y en cualquier latitud. La diferencia es que en Occidente esa oración ha sido tradicionalmente minoritaria, evitada y aun sospechosa de ser ajena a la ortodoxia.

El quietismo es herejía condenada y el iluminismo iluminó muchas hogueras de la Inquisición. A la mentalidad práctica y activa de Occidente nunca le cayó bien la aparente pasividad de la mística espera. En cambio, en Oriente es connatural, obvia y evidente; y de ahí venía la naturalidad de la pregunta cómo vaciar la mente? que yo no supe en un principio contestar.

Para vaciar la mente se va reduciendo el contenido intelectual de la oración. La repetición sencilla del nombre de Dios, unida a los ritmos naturales de la respiración, el pulso o el paso al caminar es práctica universal que mantiene el contacto sin cargar la mente. Basta viajar en la India en un vagón de tren, lleno irremediablemente hasta los topes y fijarse en los labios de los compañeros de viaje para comprobar el hecho.

No idealizo paisajes indios ni digo que todo el mundo se pase el viaje rezando. Hay quienes fuman o duermen o leen el periódico o juegan a las cartas. Pero allí, en aquel rincón, hay un hombre maduro de sencillo vestir que ni lee el periódico ni charla ni fuma. Y sus labios se están moviendo rítmicamente en silencio. Viaja con Dios. Y al otro lado, una joven madre con un niño en brazos lo mira y lo cuida y le habla y lo arrulla... y entre medio sus labios también arrullan a Dios.

El nombre sagrado, la repetición rítmica, la plegaria incesante, el contacto vital. La India entera respira el nombre de Dios en los vientos del Himalaya y en la corriente del Ganges, en el peregrinar de sus gentes y en el edificar de sus templos, en el aliento de los fieles y en el movimiento de sus labios. Un continente que palpita a Dios, y lo hace con tal naturalidad, sencillez y calma que casi ni se le da importancia, ni se presta atención, ni se nota... que es la mayor nobleza del bien rezar.

Un dia iba yo muy temprano por la mañana, en el frio del invierno del monte Abu en el Rajasthán, recorriendo a pie la distancia que separaba nuestra casa del convento de las monjas donde habia yo a decir la misa de comunidad. La carretera estaba desierta, y yo iba con jersey, guantes y bufanda, y caminaba a paso ligero para reaccionar contra el frio. El rato de camino solitario era parte de mi hora de meditación matutina y preparación para la Eucaristia que iba a celebrar, pero ello no me impedia fijarme en los alrededores y ver lo que pasaba. Al cabo de un rato noté que alguien iba por la carretera delante de mí.

Era una mujercilla menuda, vestida sólo con un escaso sari recogido entre las piernas, al estilo de las mujeres trabajadoras, para andar mejor. Sobre la cabeza llevaba un enorme haz de leña seca que equilibraba con un largo palo fijo en el haz y manejado hábilmente por su mano derecha. Avanzaba a pasos menudos pero rápidos, y sus pies descalzos, la nubecilla de su aliento y su figura entera creaban un punto penoso de frío humano sobre el paisaje inerte.

Sabía yo que habia familias pobres en los alrededores que se afanaban en recoger la leña seca caida del monte a lo largo del dia, para venderla a primera hora de la mañana en el mercado central. A eso iba aquella mujercilla cuando la divisé. Yo andaba más rápido que ella, me acerqué, la alcancé y la adelanté. Al hacerlo, noté que iba diciendo algo, y presté atención. Al ritmo de sus pies descalzos sobre el frio asfalto iba repitiendo con terca y tierna devoción las palabras sagradas: Oh, mi Dios; oh mi Señor! Oh mi Dios, oh mi Señor!

Rezaba al andar, sus pasos eran las cuentas de su rosario, su teologia eran dos palabras, Dios y Señor, y su devoción llenaba el monte entero en el amanecer silencioso de los picos dorados. Seguí oyendo su breve jaculatoria según me fui alejando. Allí iba yo, envuelto en mi bufanda, haciendo mi meditación de la mañana, es decir, pensando en el gran desayuno que las buenas hermanas me iban a dar después de la misa y que constituia el gran atractivo de las visitas matutinas al convento, ya que en nuestra propia casa los desayunos eran tristemente masculinos y desesperadamente monótonos. Buena meditación llevaba yo! Profesional del espíritu, años de formación, miles de meditaciones, sacerdocio, votos, teología pastoral y cursillos de ejercicios... y aquella mujercita del campo rezaba mejor que yo; es decir, ella rezaba y yo no.

Y ella rezaba porque tenía a mano la manera de hacerlo, porque había heredado un reflejo ancestral que la llevaba a pronunciar el nombre de Dios al andar, al respirar, al vivir, como parte misma de su ser. La oración, al hacerse más sencilla, se hace más universal y lo llena todo. A mi me dio mucho que pensar aquella mañana de invierno carretera arriba hacia el convento. Al llegar a la Eucaristia, al momento de hacer algunas reflexiones después del Evangelio, dejé a un lado los pensamientos que habia preparado y conté sencillamente mi experiencia.

Este es sólo el portal de entrada de donde parten luego las enseñanzas y prácticas cada vez más y más refinadas para acallar la mente y despertar la fe. Las escuelas son muchas, y las experiencias multiformes; pero la dirección es constante. Negar las apariencias para que surja la realidad, domar el pensamiento para liberar la verdad, vaciar la mente para que la llene Dios. A eso se dedica la India desde hace siglos. También existen en la India, las manifestaciones multitudinarias sonoras del culto paralelo al Dios de la devoción; el escaparate multicolor que guarda con distracción estudiada el hondo secreto de familia y lo protege desviando astutamente las miradas de los meramente curiosos al espectáculo fácil y folklórico; la portada, que para muchos se queda en portada, del tratado íntimo y secular de cómo llegar a Dios. Todo eso coexiste y vive y palpita y se ayuda y se complementa.

Pero en el centro queda siempre la no-imagen excelsa del Dios sin rostro y sin nombre, porque su nombré está sobre todo nombre y su concepto sobre todo concepto. La gran oración de la India es el silencio, porque el gran Dios de la India es el Dios de la negación.

Por eso había que vaciar la mente.

Fuente: Dejar a Dios ser Dios - Imagenes de Divinidad
Autor: Carlos G. Vallés - Editorial Sal Terrae

27 agosto, 2007

El Hinduísmo

Para entender cualquiera de las filosofías que serán descritas, es importante darse cuenta que son religiosas en esencia. El principal objetivo de ellas es la directa experiencia mística de la realidad y ya que esta experiencia es religiosa por naturaleza, son inseparables de la religión. Más que para cualquiera de las otras tradiciones orientales, esto es verdad para el Hinduismo, donde la conexión entre filosofía y religión es particularmente fuerte.

El Hinduismo no puede ser llamado una filosofía, ni tampoco es una religión bien definida. Es, mejor dicho, un organismo socioreligioso grande y complejo, que consiste de innumerables sectas, cultos y sistemas filosóficos e incluye variados rituales, ceremonias y disciplinas espirituales, como también la veneración de numerosos dioses y diosas.

El origen espiritual del Hinduismo se encuentra en las Vedas, colección de escrituras antiguas escritas por sabios anónimos, los llamados profetas Védicos. Hay cuatro Vedas, la más antigua de ellas es el Rig Veda. Escrito en Sanscrito antiguo, el idioma sagrado de India, las Vedas se han mantenido como la más alta autoridad religiosa para muchas de las secciones del Hinduismo.

Cada una de las Vedas consiste de varias partes que fueron compuestas en diferentes períodos, probablemente entre 1500 y 500 años a.C. La parte más reciente es la llamada Upanishad que contiene la esencia del mensaje espiritual del Hinduismo. Ha guiado e inspirado a los sabios hindúes por los últimos 25 siglos de acuerdo al consejo dado en sus versos:

Tomando como un arco el gran arma del Upanishad,
Debes de colocar sobre él una flecha afilada por la meditación.
Estirarlo con un pensamiento dirigido a la esencia de Aquello
Y penetrar, amigo mío, aquel Imperecedero como el blanco.

La base de todo el Hinduismo, es la idea de que la plétora de cosas y eventos que nos rodean no son sino diferentes manifestaciones de la misma realidad última. Esta realidad, llamada Brahman, es el concepto cohesionador que le da su carácter de unidad al Hinduismo, a pesar de la veneración de variados dioses.

Brahman, la realidad cúspide, final, se entiende como el alma o esencia interior de todas las cosas. Es infinita y más allá de cualquier concepto; no puede ser comprendida por el intelecto ni puede ser adecuadamente descrita con palabras. Aun así la gente quiere hablar sobre esta realidad y los sabios hindúes con su característico gusto al mito se han imaginado Brahman como divino y hablan sobre Aquello en un lenguaje mitológico. A los diversos aspectos de lo Divino se les ha dado distintos nombres de variados Dioses venerados por los hindúes, pero las escrituras dejan muy en claro que no son más que reflejos de una única realidad última.

La manifestación de Brahman en el alma humana se llama Atman, la idea que Atman y Brahman, el individuo y la realidad última, son uno, es la esencia del Upanishad. Aquel que es la más fina esencia, todo este mundo lo tiene como su alma. Esta es la realidad. Este es Atman. Aquel eres tú.

Tema recurrente en la mitología hindú es la creación del mundo a través del auto-sacrificio de Dios - 'sacrificio' en el sentido original de 'hacer sagrado'- y así Dios se transforma en el mundo que, al final, nuevamente se transforma en Dios. Esta actividad creadora de lo Divino se llama lila, el juego de Dios, y el mundo se considera una etapa de la obra teatral divina. El mito de lila, como la mayoría de la mitología hindú, tiene un fuerte sabor mágico. Brahman es el gran mago que se transforma en el mundo y realiza este acto con su "poder creador mágico", que es el significado original de maya en el Rig Veda.

La palabra maya, uno de los términos más importantes en la filosofía hindú, ha cambiado de significado a través de los siglos. Desde 'poder' o 'fuerza' del divino actor o mago, se transformó en el estado psicológico de cualquier persona bajo el hechizo de la obra teatral mágica. Mientras confundamos la infinidad de formas de la divina lila con la realidad, sin percibir la unidad de Brahman dentro de todas estas formas, estamos bajo el hechizo de maya.

Por lo tanto, maya, no significa que el mundo es una ilusión, como equivocadamente se dice. La ilusión meramente se encuentra en nuestro punto de vista, si pensamos que las formas y estructuras, cosas y eventos, que nos rodean son realidades de la naturaleza, en vez de darnos cuenta de que ellos son conceptos creados por nuestras mentes empeñadas en medir y categorizar. Maya es la ilusión de tomar estos conceptos por realidades, de confundir el mapa con el territorio.

En la visión hindú de la naturaleza, por lo tanto, todas las formas son relativas, fluidas, el siempre cambiante maya, conjurado por el gran mago de la divina obra teatral. El mundo de maya cambia continuamente pues el divino lila es una obra rítmica y dinámica. La fuerza dinámica de la obra es karma, otro concepto importante del pensamiento hindú. Karma significa 'acción'. Es un principio activo de la obra, la acción total del universo, donde todo está dinámicamente conectado con todo el resto. 'Karma es la fuerza de la creación, de la cual todas las formas obtienen su vida'.

El significado de karma, como el de maya, ha sido bajada desde su nivel cósmico original al nivel humano, donde ha adquirido un sentido psicológico. Mientras nuestra visión del mundo sea fragmentada, mientras estemos bajo el conjuro de maya y pensamos que estamos separados de nuestro ambiente y que podemos actuar independientemente, estamos atados por karma. Liberarse de las ataduras de karma significa darse cuenta de la unidad y armonía de toda la naturaleza, incluyendo al humano, y actuar de acuerdo a esto.

Liberarse del conjuro de maya, romper las ataduras de karma, significa darse cuenta de que todo fenómeno que percibimos con nuestros sentidos son parte de la misma realidad. Significa experimentar, completamente y personalmente, que todo, incluyéndose uno mismo, es Brahman. Esta experiencia es llamada moksha, o 'liberación' en la filosofía hindú y es la esencia misma del hinduismo.

El hinduismo mantiene que existen innumerables maneras de liberarse. Nunca se esperaría que todos sus seguidores lograran acercarse a lo divino de la misma manera y por ello provee diferentes conceptos, rituales y ejercicios espirituales para diferentes modos de conciencia. El hecho que muchos de los conceptos o prácticas sean contradictorias no preocupa en lo más mínimo a los hindúes pues ellos ya saben que Brahman está más allá de conceptos e imágenes.

Debido a esta posición se explica la gran tolerancia que es característica del hinduismo. Entre las formas de lograr la liberación se encuentra el yoga, palabra que significa 'colocar un yugo','unir' y que se refiere a la unión del alma del individuo a Brahman. Para el hindú común, la forma más popular de acercarse a lo Divino es venerarlo en la forma de un Dios o Diosa personal. La fértil imaginación Hindú ha creado literalmente miles de deidades que aparecen en innumerables manifestaciones. Tres de los más venerados en India actualmente son Shiva, Vishnu y la Madre Divina.

La mente occidental se confunde fácilmente con el número fabuloso de dioses y diosas que pueblan la mitología hindú en sus variadas apariciones y encarnaciones. Para entender como los hindúes pueden desenvolverse entre esta multitud de deidades, debemos entender la actitud básica del hinduismo de que en la sustancia todas estas divinidades son idénticas. Son todas manifestaciones de la misma realidad divina, reflejan diferentes aspectos del infinito, omnipresente y - finalmente - incomprensible Brahman.

Fuente: El Tao de la Fisica
Autor: Fritjof Capra

21 agosto, 2007

Jornada para Médicos

En el marco de las Primeras Jornadas de Aportes de las Medicinas No Convencionales a la Terapéutica Médica, evento organizado por la Asociación Civil de Profesionales del Hospital Juan A. Fernandez de Buenos Aires el miercoles 15 de Agosto de 2007, los docentes de Centro Brillo del Sol fueron invitados a participar de la misma ofreciendo una presentación, charla informativa y demostración de técnicas de Masaje Tradicional Tailandés Nuad Boran y Zen Shiatsu.

Fueron parte de este encuentro mas de sesenta personas entre personal médico del Hospital e interesados pertenecientes a otras ramas de la atención hospitalaria relacionadas con la actividad médica, generandose un espacio de trabajo muy agradable, de gran respeto y mucho interés en conocer las formas de trabajo y las bases teóricas de estas artes terapéuticas milenarias.

Es nuestro profundo deseo que esta iniciativa sea el primer paso de un movimiento que a futuro nos permita a todos trabajar de formas más unificada, teniendo una idea clara y precisa de que pueden ofrecer las distintas formas de Medicina Oriental y como pueden complementarse con los tratamientos y conceptos de la Medicina Occidental.

Agradecemos desde aquí la colaboración durante la charla de los terapeutas Laura Gómez, Silvia Pasian y Veronica Roisinblit, asi también como muy especialemente agradecemos la participación del señor Constanzo Pasian en la demostración de Zen Shiatsu.

Por ultimo deseamos agradecer a la doctora María Pilar Ambrona, a la doctora Liliana Morugij, a la Asociación de Profesionales presidida por la doctora Ana Martínez y a todos los que participaron de este encuentro por su invitación a nuestra Escuela, su interés en nuestro trabajo y por habernos abierto las puertas de esa institución y el espacio del Hospital para poder acercar esto que hacemos al ámbito de los profesionales de la salud pública en Argentina.

Muchas gracias!

17 agosto, 2007

De Salud y Enfermedad

Hay que olvidar esas categorías absolutas llamadas salud y enfermedad. Simplemente hay seres humanos que están (estamos) más o menos sanos y enfermos. Es claro que por lo general hay un predominio de alguno de estos estados, pero la salud o la enfermedad no existen como tal. En todo caso hay evidencias o signos de buena salud, los cuales podrían constituir el aspecto irónico de la cosa, ya que vendrían a ser algo así como los síntomas de la salud.

Hay uno especialmente importante y que es capaz de ahorrar infinidad de palabras inútiles: es la felicidad. Un organismo sano (una persona sana) es una persona feliz. Felicidad también relativa a las circunstancias. Por ejemplo: es más probable ser feliz en tiempos de paz que en tiempos de guerra, es más probable serlo si se está alimentado que hambriento (una forma nada sutil de declararle la guerra a gran parte de la humanidad), es más fácil serlo si se vive en circunstancias climáticas y sociales favorables (la sociedad es el clima más influyente y cercano a los hombres), etc.

De manera que existen mejores o peores condiciones para vivir feliz y por lo tanto sano. Tanto que algunas de estas condiciones son absolutamente indispensables: alimentación adecuada, vivienda digna, amor desde antes del nacimiento, etc.

¿Y cómo se diagnostica esta fantástica utopía?

No estaba equivocado el poeta norteamericano Henry Thoreau cuando decía: "Mide tu salud por la simpatía con que miras la mañana y la primavera". Porque una persona feliz-sana está apasionada con la vida, puede moverse con gracia y tiene un aspecto decididamente atractivo.

Su cuerpo es armónico y equilibrado en proporciones, la mirada es vivaz así como sus movimientos. Digamos que tiene una gracia que parece innata. Ahora mismo estoy mirando un bebé que tiene tres meses y presenta todas esas características: no creo que sea necesario pasar a Julia por análisis de sangre y ecografías para llegar a esa simple conclusión.

Es por demás evidente. Es cierto que la metodología de la medicina estándar está diseñada para descartar la enfermedad y no para corroborar la salud (creo que los colegas que como yo hayan participado de alguna campaña sanitaria para examinar una población supuestamente sana, me darán la razón: no hay cosa más difícil que diagnosticar la "salud"), pero aún así sería útil manejarse con las pruebas habituales de laboratorio y los métodos de exploración complementaria: no se encontrarían alteraciones importantes. Desde la acupuntura se sostiene que una persona sana es la que tiene un alto nivel de energía equilibrada. Y no vayan a creer que es fácil encontrar a estos especímenes.

Pero también hay aspectos del "funcionamiento" de una persona que permiten hacerse una idea acerca de su estado. Por ejemplo: una persona sana tiene necesidad natural de ser creativamente expresiva y socialmente útil. No es ninguna virtud: es una necesidad que surge de su equilibrado interior. Tiene la misma necesidad de amar que de ser amado, de dar que de recibir. Tiene necesidad de ejercitar su cuerpo y de leer buenos libros o escuchar buena música (otros capítulos de una buena "nutrición").

De manera que la buena salud tiene mucho más que ver con un estilo de existir que con la verificación "en frío" del estado de una colección de órganos. Debe insistirse en el hecho real de que la vida es un acontecimiento, un suceso. No es "una cosa" aparte de la secreción biliar, las pesadillas, los movimientos musculares, la relación con las otras vidas y los proyectos personales. La vida es la más acabada y brillante de las expresiones de la energía. Y pensada en función de nuestro organismo individual es la resultante de todas las relaciones al interior y al exterior de ese organismo. La vida es la mejor respuesta a ninguna pregunta.

La vida, simplemente, es.

Tal vez el más brillante y ejemplar de los discursos que alguien se haya arriesgado a dar en público fue el de Buda a los miles de discípulos que se habían congregado para escuchar su palabra: el maestro se limitó a mostrar una flor, paseándola en lo alto de sus manos ante la mirada azorada de sus seguidores.

Es absurdo, entonces, suponer que puede evaluarse "la salud" de alguien que está sentado delante nuestro y exhibe su cuerpo-mecano para que alguien opine acerca de su estado. El cuerpo no es "la máquina", el cuerpo somos nosotros. Es cierto que puede y debe evaluarse el estado de los órganos y la situación energética de una persona. Pero son meras señales, indicios, pistas para detectives. Los síntomas son gritos o susurros, avisos o reclamos, y deben entenderse como la porción emergente del iceberg por sobre las aguas. Pero: ¿qué hay por debajo, en las profundidades del cuerpo/alma ?

Puede pensarse que es un deseo demasiado ambicioso el que se está planteando: es cierto y hay que reconocerlo sin vergüenza. Pero en esto consiste, justamente, el desafío planteado por la crisis de la medicina y las diversas psicoterapias: han escindido oficialmente al hombre en infinidad de partes y se hace imperioso intentar la síntesis desde una mirada que privilegie la integración.

La misma fragmentación del conocimiento científico relacionado con la salud constituye un síntoma de la verdadera enfermedad que sistemáticamente se repite y reproduce en los seres humanos. Más allá de las posibles "excusas" o mecanismos intermedios (disturbios funcionales, infecciones, procesos degenerativos, etc.) la verdadera enfermedad consiste en la disociación del ser, en su dificultad para vivir coherentemente integrado al interior y expresarse al exterior.

Es de suponer que esta escisión-enfermedad tiene profundas raíces individuales y colectivas. Posición social, situación económica, características culturales y vida institucional del ambiente que acoge al recién nacido, no son menos importantes para explicarla que el amor y el material genético recibido de los padres.

Ese organismo reflejará las especiales características de la relación entre lo heredado (genes) y lo adquirido (todas las influencias ambientales). Y es en esa relación -por lo general más o menos insatisfactoria para las necesidades del niño- donde habrá que buscar el surgimiento de su carácter, o sea: las peculiaridades de su estructuración psico-física que le permitirán tener un lugar en el mundo ya sea a fuerza de codazos o sonrisas. Es allí donde habrá que buscar la verdadera explicación de las "desviaciones" respecto de lo sano o saludable.

Es en los primeros años de la vida donde se diseñan las costumbres, los movimientos, las habilidades y también las tendencias patológicas de cualquier humano. Es el momento en el cual se forman las corazas musculares, orgánicas y emocionales. El daño ocasionado estará en relación a la importancia de la agresión o descuido y a la etapa del desarrollo en la que aparece la carencia. Más adelante estos esbozos se desarrollarán o no, a velocidad variable, dependiendo de la situación interior (persona) y exterior (medio).

Podría decirse, entonces, que pese a la vasta taxonomía que exhiben los hospitales y los tratados de medicina, hay una sola enfermedad para cada persona. Podríamos poner diferentes etiquetas o diagnósticos a esa enfermedad, pero es la peculiaridad de cada individuo lo que determinará su "estilo de enfermarse" . Analizados desde la perspectiva de la historia personal/social, o lo que es lo mismo , desde su estructura de carácter en sentido psico-físico, todos los disturbios tienen una lógica implacable y se alejan vertiginosamente de la azarosa casualidad. "Uno se enferma de lo que puede y no de lo quiere", decía mi brillante maestro de medicina interna, el Dr. Félix Chiovino.

Así en la tierra como en el cielo significa que cada hombre es un pequeño universo con sus estrellas y sus planetas, con sus vientos y sus mares, con sus desiertos y sus praderas floridas. Los mismos agujeros negros del cosmos que son las zonas de muerte de ese gran organismo viviente están en nuestro interior: son las zonas bloqueadas, los sitios donde la energía no circula.

Nuestro lado montaña tiene infinidad de arroyos que transportan alegremente esa energía (tanto que los arroyos tienen música) , pero también tenemos el lado oscuro del alma y del cuerpo: allí la energía se empantana y termina degenerando.

Y en eso, precisamente, consiste la enfermedad básica: la energía se inmoviliza, se queda sentada, se aburre , deja de danzar y cantar. Es sabido que el agua estancada se pudre: allí comienza la tristeza y el abandono. A cada uno le "tocarán" órganos y funciones asociados a emociones y momentos determinantes, pero después la historia sigue sola, casi por su cuenta. Éste es el circuito que es necesario interrumpir si se quiere volver a existir con la simple alegría de la vida, si se desea que lo luminoso predomine ampliamente sobre la oscuridad e incluso la utilice para aumentar el resplandor.

(Fuente: http://www.acupuntura-orgon.com.ar)